Las 11 jugadoras del Sedis de baloncesto han colocado la Seu d’Urgell en el mapa del deporte profesional femenino en España, con un empuje importante las últimas temporadas. No en vano, en la 2019-2020 juegan la doble liga, la EuroCup (una competición de clubes de baloncesto de Europa) y la española, y eso implica jugar partido los miércoles y los sábados y, a menudo, desplazamientos en autocar . Pero, sobre todo, las 11 jugadoras que entrena Bernat Canut son un ejemplo que coloca la actividad física femenina en primer plano, son un espejo para el resto de equipos que normaliza el deporte profesional en que quien defiende los colores es un grupo de mujeres. En la Seu es normal acercarse al polideportivo municipal un día de fiesta para ver entrenar las 11 mujeres de procedencia diversa que integran la temporada 2019-2020 (la Seu, Ripollet, Sant Adrià, Mataró, Pamplona, ​​Michigan, Canarias, Serbia, Arizona, Suecia), que han logrado capitalizar el sentimiento local, el orgullo de pertenencia a una ciudad media que se mide deportivamente en Europa.

Ana Palma, Luci Pascua y la Tinara Moore representan bastante bien el equilibrio que se vive en el equipo de realidades vitales, de alturas, de potencia, de fuerza, de caracteres y de talante.

En el entrenamiento, toda la preparación física se hace con el balón: abdominales, flexibilidad, coordinación, fuerza, agilidad, rapidez … Ahora movimiento lateral, ahora reflejos … y se va escuchando el «¡vamos, vamos, vamos!» enérgico del preparador físico para motivar. Bernat Canut pisa el campo minutos antes que las jugadoras, está de pie solo, mirando el campo, observando, escenificando una especie de meditación. Y justo cuando la primera jugadora llega, empieza a dar indicaciones con contundente suavidad. No hay ni un minuto muerto en el entrenamiento, que se aprovecha para ensayar una y otra vez cómo encestar el balón, desde cualquier ángulo, con rebote, con parábolas imposibles, en colaboración, en movimiento, paradas, desde una posición inesperada. Encestar es el objetivo.

Anna Palma, 19 años, la Seu d’Urgell.

«El gran apoyo del público de la Sede es uno de los motivos por los que estamos jugando la EuroCup»

Juega al baloncesto desde los 5 años porque era el deporte familiar y comenzó a la Seu. La estancia en el centro de alto rendimiento Residencia Joaquín Blume de Esplugues del Llobregat de los 12 a los 18 años fue la clave para entender que este deporte es lo que quiere hacer. «Es un centro donde estudias, juegas a baloncesto y pasas todo el día con 24 compañeras más». Describe la oportunidad de volver a la Sede y formar parte del primer equipo como un recorrido de madurez: «Fue importante el salto e ir al centro de alto rendimiento y también era importante volver con mi familia, me fui muy pequeña «. Una madurez que también se expresa en forma de voluntad y perseverancia, tanto en el día a día con los entrenamientos y los partidos, como con la doble titulación de Educación infantil y primaria que estudia a distancia en la Universidad Internacional de la Rioja.

El gran apoyo del público que llena el pabellón de la Sede es la clave de la buena temporada actual, según Ana Palma. «Jugar en casa es un subidón de adrenalina: contamos con un gran apoyo del público, que explica la buena temporada que hicimos el año pasado, que este año estemos jugando la EuroCup y que hayamos pasado a la siguiente ronda. Todo esto es muy gracias a la Sede, para que se llena el pabellón».

«Viví un momento de madurar en que trabajé el aspecto mental. Antes me preocupaba mucho si fallaba jugando. Ahora me puedo quitar un poco desanimada, pero llego el polideportivo y pienso: ya está, este es mi ambiente, aquí es donde estoy bien. Desde el año pasado me estoy quitando con mucha más energía «.

Tinara Moore, 23 años, Michigan (EEUU)

«Una dieta sin carne me ayuda a poder jugar dos partidos semanales de competición»

El sentido del humor y un ánimo relajado y absolutamente positivo caracterizan esta jugadora, que es muy competente en el campo y que ha sido distinguida por segunda vez como la mejor de la EuroCup. Llegó a la Sede en agosto de 2019 y desborda alegría y vinculación, tanto con el club, como con la ciudad y el entorno. «Me gusta mucho la Seu, su tamaño humano, me encanta el club y aprecio mucho estar aquí. Si voy a un restaurante, la gente me conoce y ya saben la pizza que quiero». Comparte piso con 3 jugadoras más, si bien valora mucho los momentos de estar sola.

Una de las claves de su ánimo desbordante es, según explica, haber dejado de comer carne y adoptar una dieta totalmente ‘vegana’ muy rica en verdura. «La doble liga que estamos jugando actualmente es exigente y el estilo de vida que sigo me está ayudando mucho poderlo llevar bien física y mental. Me ayuda mucho a tener buena energía y ser capaz de jugar dos partidos semanales«. El año pasado ganó 15 Kg y eso la decidió a hacer un cambio drástico.

– ¿Cómo definirías tu tono vital, tu energía?

Más viva, más energética y más libre. Así es como me sentí cuando dejé de comer carne. Ahora me levanto por la mañana y estoy feliz de estar justamente donde estoy. Por las mañanas estoy muy despierta comparado con el resto … eso te lo puede explicar cualquier del Sedis … hahaha!

Asegura que «el baloncesto es una manera mediante la que puedo ser mejor persona, porque me permite crecer como mujer en situaciones diferentes y por las personas con las que puedo estar en contacto». Y eso pasa por «conocer lugares, vivir situaciones nuevas y experimentar la oportunidad de crecer dentro y fuera del campo». Concede importancia a su futuro ya cómo le afectará el baloncesto, y tiene claro que su objetivo es jugar en la liga competitiva a alto nivel tanto tiempo como sea posible. El otro gran convencimiento es volver a los Estados Unidos para estudiar un máster … «pero esto puede ocurrir dentro de 2, 10 o 15 años».

Luci Pascua, 36 años, Ripollet.

«Después de 28 años jugando, sigo disfrutando»

Su contundente altura fue clave para decidirse seriamente por el deporte cuando tenía 9 años y, a partir de aquí, la evolución ha sido imparable y culmina con 3 Juegos Olímpicos (Atenas con 21 años, Pekín con 28 años y Río de Janeiro con 34 años, donde ganan la medalla de plata), más 15 años en la selección española en los veranos.

Se incorpora al equipo de la Sede en septiembre de 2019 y, por tanto, ésta es su primera temporada. «La oferta del Sedis supone un proyecto muy interesante que es la EuroCup, además de jugar por primera vez en Cataluña y estar cerca de casa». El entorno de montaña es otro de los grandes atractivos de una mujer que afirma tener una gran capacidad de adaptación: «después de todo, tienes que trasladar y empezar a entrenar». Y apunta que una de las claves de la fácil adaptación a la Sede es «que todas las jugadoras somos muy buenas personas y tolerantes … al final, estamos todo el día juntas».

Ahora está centrada en terminar Psicología, que le interesa muchísimo y que estudia en la Universidad Oberta de Catalunya. Le preocupa un poco titularse y no tener experiencia: «ofrezco compromiso, sacrificio, trabajo en equipo, esfuerzo … todo lo que me pidas, pero no experiencia de años en el sector. Y eso me da un poco de respeto«. A veces piensa en que debería empezar a hacer otra cosa, pero hoy por hoy jugar al baloncesto le sigue compensando cada día.

«El baloncesto me ha dado prácticamente todo: me ha marcado desde pequeña, es quien soy, es toda la gente que conozco, todas las experiencias que he vivido … Siempre digo que jugar al baloncesto es el único que sé hacer, es el único que básicamente he hecho en mi vida. Y es genial porque, a pesar de las distancias, las lesiones, los malos momentos … es nuestro modo de vida y somos unas privilegiadas«. Cuando no está en una pista de baloncesto intenta pasear por la montaña, hacer fotografías y leer mucho.

– Después de tantos años, como mantienes una buena energía?

Lo importante es no perder el objetivo de la parte mental, si bien la energía es también física. Intento ir a entrenar lo más motivada posible y, una vez terminado, hacer cosas que me gustan como leer un buen libro, salir a tomarme un café, ir a comer y airearlo me, que me aporta mucha energía mental. .. que es casi más importante que la física.

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