La sequía que sufren algunas zonas del Pirineo este 2022 ha sido muy notable, especialmente entre la primavera y principios del verano, provocando poco caudal en los ríos y unas reservas de los embalses muy preocupantes. Tenemos otras consecuencias negativas de todo ello, poco caudal en los ríos es sinónimo de menor producción eléctrica, y queremos analizar algunos datos que correlacionan la sequía con la menor producción de electricidad.
En los últimos meses hemos podido comprobar cómo muchas zonas, especialmente de la vertiente sur del Pirineo, no vieron muchas nevadas entre finales de invierno e inicio de la primavera. Tuvimos una primavera seca y con unas cuantas oleadas de calor prematuras, el inicio de verano ha sido muy seco y extremadamente cálido y finalmente a pesar de tener un agosto y septiembre bastante lluviosos, nuevamente la racha húmeda se rompe y volvemos a tener un octubre que en algunas comarcas ha estado seco. A pesar de que en el Pirineo occidental ha llovido bastante, eso sí, se han registrado temperaturas en los últimos meses, muy cálidas.
La consecuencia directa ha sido la sequía en zonas boscosas, incluso con una situación crítica entre junio y julio, donde los bosques sufrieron muchísimo con la muerte, incluso de pinos, robles, bojes y encinas: y también los ríos, niveles extremadamente bajos de agua de forma prolongada, que han hecho que los embalses estén bajo mínimos.
Ahora mismo (mediados de octubre de 2022) varios embalses se encuentran por debajo del 30% en el Pirineo, y la cuenca más perjudicada es la del Segre, con sus dos embalses principales casi secos: Oliana al 26% y Rialp al 6 %.

Aparte de la falta de una reserva de agua para el consumo y la acequia, también debemos lamentar la pérdida de generación hidroeléctrica que ofrecen estos embalses. Rialp lleva semanas sin volumen de agua suficiente, y ha tenido que cerrar la central hidroeléctrica.
Otras centrales hidroeléctricas de la cuenca del Segre las encontramos en las centrales hidroeléctricas de Peusa del río Valira en el municipio de Valls de Valira. Estas centrales nos han facilitado datos comparativos de los últimos tres años y los datos hablan por sí solos:
Partiendo de 2020, que fue un muy buen año de producción, en 2021 se produjo un 29,8% menos que en 2020. Y con lo que llevamos de 2022, se ha producido un 13,8% menos que en 2021 , es decir, un 37,9% menos respecto a 2020.
Respecto a la pluviometría, en estaciones de referencia por la producción del río Valira como las de Encamp y Ransol, se ha registrado conjuntamente, que en 2021 cayó un 28,6% menos de lluvia que en 2020, y un 18, 3% menos en 2022.
Desgraciadamente esta falta de producción suele ser compensada por otras energías no siempre limpias, y situaciones de sequía suelen disminuir la producción de la energía hidroeléctrica y eólica, pero por el contrario, aumentar la solar. Así pues, ¡tenemos como reto poder tener un amplio abanico de energías limpias para encontrar este interesante equilibrio en la producción de electricidad e incentivar como no el autoconsumo!

Concluiremos el artículo siendo algo optimistas, y es que los mapas para los próximos meses dan precipitaciones por encima de la media en el Pirineo, lo que podría hacer acabar con la sequía y volver a producir electricidad gracias a nuestros ríos y embalses.
Si no et vols perdre les últimes notícies…


