El proceso de captación funciona mediante una reacción química que transforma el dióxido de carbono atmosférico en una sal (carbonato o bicarbonato), que se puede recuperar y retirar del mismo modo como separamos cualquier otro residuo. A partir de aquí el residuo acontece un subproducto que permite iniciar un ciclo de fabricación de un nuevo producto y cerrar el ciclo de la economía circular del carbono. Con el CO₂ captado se fabricarán productos, que emitirán su propio CO₂, que se captará y así sucesivamente.
Gracias a la colaboración con la Universitat Rovira i Virgili, actualmente se está evaluando como maximizar la eficiencia de la reacción química de CAPTACO₂.

Una caja a la cocina de casa
El aparato se puede instalar en una vivienda o un despacho y permite secuestrar el dióxido de carbono que respiran todas las personas que conviven. En un futuro próximo, la intención es replicar el prototipo a mucho más grande escala. Hace un año que se está trabajando y consiste en una caja con paneles solares como fuente de energía a la parte superior, mientras que las otras caras funcionan como las hojas de los árboles.
CAPTACO₂ es una idea alineada con los dictados del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de reducción de las emisiones contaminantes.
Entre otros, organizaciones que también dan su apoyo a la idea son la Caixa de Ingenieros, la empresa de bebidas Damm, la compañía aérea Vueling y la entidad bancaria la Caixa.

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